La producción de kiwis en la argentina es una buena alternativa

Se realizó en Buenos Aires el pasado 28 de octubre el "Seminario Internacional de Kiwi", organizado por la Asociación Argentina del Kiwi y Pro Frutal. La superficie plantada actualmente en Argentina de kiwi se estima en más de 500 hectáreas, de las cuales unas 300 están en producción, calculándose un volumen de 3.500 toneladas.

Se realizó en Buenos Aires el pasado 28 de octubre el "Seminario Internacional de Kiwi", organizado por la Asociación Argentina del Kiwi y Pro Frutal.

 

La superficie plantada actualmente en Argentina de kiwi se estima en más de 500 hectáreas, de las cuales unas 300 están en producción, calculándose un volumen de 3.500 toneladas.

El consumo interno, teniendo en cuenta la importación, se estima en 0,6 kg/per cápita/año, unas 19.000 toneladas, de manera que existe un amplio horizonte para producir

 El Seminario fue seguido por más de 150 asistentes entre profesionales, empresarios y productores de otras frutas de distintos puntos del país.

El especialista Alejandro Reid se refirió a los posibles modelos de producción en la Argentina. En el hemisferio sur, Nueva Zelanda, el primer exportador mundial con mayor producción por hectárea (26.280 kg), y mejor calidad, logra los mayores precios en el mercado. Chile es el otro concurrente, con una producción de 15.000 kg/ha, menor calidad y precio.

Brasil, cuyas condiciones edáficas y climáticas son limitantes, tiene más superficie implantada que Argentina, que sin embargo es el país con mayores posibilidades de emerger con importancia en la competencia.

El modelo neozelandés es el más apropiado para imitar. Trabaja con picos de producción altísimos y sólo se cosechan kiwis de alta calidad, llegando a cobrar precios premium hasta 30% mayores.

Los productores chilenos, en cambio, son los mismos de otras frutas que realizan una actividad rentable.

En Brasil crece mucho el mercado del kiwi. Importa de Nueva Zelanda y podemos tenerlo en la mira como un posible comprador si produjéramos lo suficiente.

El modelo de producción se define por la estructura de sostén, la densidad de la plantación y el porcentaje de machos.

La pérgola o parronal ofrece mayor superficie productiva y mayor uniformidad en la entrada de luz, lográndose mayor consistencia en calidad. Pensando en el negocio a largo plazo, las bajas densidades de plantación logran un buen desarrollo de plantas.

El viento es una limitante que se soluciona con una cortina artificial o de casuarinas. Al respecto cuenta Reid que en Italia el futuro comprador, cuando visita una plantación, se fija si hay pasto bajo la pérgola porque es un indicador de que la luminosidad es buena y los cargadores serán fructíferos.

La polinización es otro dato a tener en cuenta para lograr el calibre que demandan los mercados. El calibre chico cada vez se paga menos, debe ser superior a los 100 gramos, por eso los productores neozelandeses duplican el precio que logran los chilenos, que tienen calibre menor. Tampoco se pagan bien los calibres grandes; lo ideal es entre 110 y 130 gramos.

Hay que imitar a Nueva Zelanda, produciendo calidad: es la forma de defendernos cuando toque un año malo. Se debe tener en cuenta que las decisiones de hoy repercuten en el futuro y para los próximos treinta años, porque el cultivo de kiwi es a largo plazo. Finalmente remarcó Reid que el modelo productivo debe garantizar costos bajos, alta producción y calidad de fruta con buenos calibres.

En este sentido se debe tener en cuenta el bajo costo de mantenimiento, el eficiente uso de la mano de obra y una superficie mínima que aseguren la dilución de los costos fijos. Se debe desarrollar un modelo propio productivo en cada zona, es peligroso copiar modelos de realidades muy distintas.

Mercados

Miguel Ángel Iglesias, director de Cofrutas, y Javier Gentile, del Grupo Saverio, se refirieron a los mercados interno e internacional. El primero señaló que los distintos actores de la comercialización son el productor, el acopiador, el mayorista y el minorista, y que todos son necesarios.

El productor no puede vender directamente al consumidor; tampoco al mayorista, porque no tiene en forma individual poder de negociación. Si hay muchos productores dispersos y desesperados, el acopiador pondrá las condiciones; eso sucedería con un supermercado por ejemplo. Entonces el que se beneficiaría sería sólo el consumidor con el precio bajo, no el productor ni el comercializador. En Nueva Zelanda la venta se realiza en forma centralizada en una organización de productores, lo que les permite sacar mayores porcentajes, señaló Iglesias.

En cuanto al supermercadismo tiene un peso importante en relación a la imagen en el mercado frutihortícola, pero en gran mayoría las ventas se hacen en la verdulería. Los verduleros ofrecen precios más bajos que el súper, que tiene la desventaja de los mayores plazos.

La comercialización del kiwi es simple. Los pasos son el cepillado (no es obligatorio), el calibrado, el empaque en bandejas de 3 kg y a granel en cajas de 10 kg. Las cajas pueden ser de cartón, madera o plástico. El cartón tiene mejor presentación.

En cuanto al manejo del frío una vez que se saca del pallet la caja de cartón no tiene problemas cuando entra al frío, pero si se humedece al salir puede haberlos. Otro inconveniente es el movimiento de los cajones después de la venta. En este sentido la caja de madera protege mejor. El plástico es muy buena alternativa, pero para la producción actual es muy caro.

En cuanto al frío, en Argentina se trabaja con atmósferas comunes porque la producción no da aún para atmósferas controladas o modificadas.

El kiwi es muy sensible al etileno, aun a muy bajas concentraciones, tanto el generado por las frutas como por los motores de los autoelevadores, que deben funcionar a electricidad para no generarlo.

Hay que darles mucha importancia a este factor y a la temperatura, porque el consumidor es muy sensible al sabor de la fruta, que aún se piensa más como postre que como alimento. Y en este sentido la fruta tiene una particularidad, que es una sorpresa el sabor con que nos encontrare-mos, a diferencia de sus competidores, los helados, galletitas, postrecitos y yogures que no hacen a la alimentación sino al placer y cuyo sabor es siempre el esperado.

Por eso los momentos de cosecha son claves, porque si se hace antes de tiempo para lograr precios de primicia y la fruta no alcanzó los 6,50 º Brix y entre 15 y 16% de materia seca, el sabor de la fruta no será bienvenido por el consumidor, que tardará un mes en volver a comprar kiwi.

Gentile dijo que el mercado interno demanda más kiwi que el que se produce, e importamos de Chile y Nueva Zelanda.

El kiwi de Nueva Zelanda es de calidad muy buena y uniforme. Ellos realizan un gran gasto en publicad pero finalmente es el cliente el que aprueba el producto. En nuestro país aún hay que mejorar la cadena de frío y la poscosecha, se deben uniformar los estándares de calidad y calibre.

La demanda mundial anual de kiwis crece a un 5% anual, brindando al exportador ventanas naturales que debe aprovechar.

Actualmente Chile entró en una nueva etapa en su competencia con Nueva Zelanda, ya que fueron perdiendo mercados. Han formado un Comité de Kiwi para transformarse en proveedores estratégicos en los mercados mundiales. El marketing es esencial, debe ser un esfuerzo compartido.

Los alimentos sustitutos gastan millones en publicidad, nosotros podemos apelar a los programas de consumo y a los médicos para posicionar el kiwi. Gentile ve en Summerkiwi una variedad que se adelanta en la cosecha y ofrece fruta más dulce. En este sentido el Gold o el Summerkiwi completan la oferta para capturar todo tipo de consumidores y para cultivar en unidades chicas.

Fuente:www.cuencarural.com

Fecha de publicación 13/11/2009

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